Yana Lucila Lema Otavalo (1974) is a Kichwa and Spanish bilingual (Otavalo, Ecuador) poet, storyteller, videographer, translator, cultural promoter, and community journalist and commentator (comunicadora social). 
In her poetry cosmos, an attempt to make a harmony between Andes’ traditional mythological and poetic language and the modern, urban, and day-life language of Kitswanese, living in a city is illustrated. 
She has been recognized with a number of national and international awards for her work, including Tamyawan Shamukupani(Living with the rain, 2019), and Kampa Shimita Yarkachini (Tengo hambre de tu boca, 2021) which is awarded by Jorge Carrera Andrade Prize in 2021. She is currently focusing on her action for the continental solidarity of indigenous peoples, traveling through Mexico, Colombia, Peru, and Bolivia.
키츠와어(kichwa) : 남미에서 가장 많은 선주민이 사용하는 언어인 케추아어(quechua)의 한 갈래로 주로 에콰도르에서 사용된다. 키츠와어 문자가 따로 있는 것은 아니고 스페인어 알파벳을 사용한다. 그래서 시인은 키츠와어를 말할 줄 알았지만 쓰기와 읽기 못했다. 선조들의 구전 기억에 남았고, 귀로 그 언어를 거의 온전히 배웠다. 알파벳 단어, 문어, 책은 지배 언어인 스페인어를 읽고 쓸 줄 아는 사람들만을 위한 특권적 영토였다.

 

El rayo, dijo mama Rosario Quinche partió al tiempo en día y noche, y con ello se dio el nacimiento del sol y de la luna, así el tiempo siguió creciendo y el entorno se pobló de mucha vegetación. Así, luego de un eclipse en el que la luna envolvió al sol y todo quedó en la oscuridad la primera pareja abrazó la palabra, el runa shimi (lengua de los seres humanos), al que también se le nombra como kichwa. 

(…) Al atardecer, la pareja bebió el agua de la cascada y cayeron invadidos por un profundo sueño, fue un sueño de miles de colores, soñaron que el canto de la cascada, de las aves, el rumor de los animales, los insectos, el viento, etc., se deslizaban y enraizaban en sus venas, en sus entrañas; soñaron que junto a ellos cantaban y exclamaban gritos de júbilo y alegría, soñaron que sus cantos asignaban nombres a cada objeto, a cada elemento de la tierra, que sus palabras 
iluminadas por la vitalidad del sol y de la luna se agolpaban en caudales junto al río, como señal de que su lengua, su palabra, vivirá el tiempo que vivan, el sol, la luna, el agua y la tierra; de pronto despertaron y la pareja comenzó a repetir las palabras que en el sueño habían pronunciado. Así dijo mama Rosario Quinche, el runa shimi nació del canto de la naturaleza, por esa razón cada palabra es un taki, una canción (…). (MEC-DINEIB. 2009.5)

Así como mama Rosario cuenta sobre la palabra antigua, así mismo mi madre y mi padre nos narraron muchos mitos, leyendas y sueños sobre los Apus (espíritus protectores), que moran en las montañas, sobre los espíritus dueños de las aguas de los ríos, mares y lagunas; de ellos aprendí yo el gusto por contar historias. Yo los cuento a través de la poesía. Porque ese es mi gusto y mi lenguaje. 

Yo inicié, en la adolescencia, escribiendo poemas en español ya que no sabía escribir ni leer el kichwa, solo hablarlo. Históricamente nuestras lenguas fueron ocultadas e intentadas matar, pero la lengua quedó en la memoria oral de nuestros mayores, de voz a oído, así lo aprendimos casi todos. Para entonces la palabra alfabética, escrita, el libro eran territorios privilegiados únicamente para quienes sabían leer y escribir en la lengua dominante, el español.

Pero yo quise escribir, eso me hacía sentir libre, quizá lo que no podía decir abiertamente lo decía a través de la poesía. El colegio me ayudó mucho ya que en las materias de historia y geografía los profesores topaban algo de la existencia de los “indios”. Así fui descubriendo cada vez más quién era. Luego en la universidad estudié kichwa y aprendí a escribir y leer en mi idioma materno. De ese modo inicié a publicar mis primeros textos en revistas y periódicos de las organizaciones del movimiento indígena. Ya me llamaban y me pedían textos para publicar y para 
hacer traducciones. 

Mientras estaba aún estudiando televisión en la Universidad Central yo ya era voluntaria en la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador. Estaba en el espacio perfecto: donde podía aportar a la lucha de las nacionalidades indígenas y sus derechos, y donde podía hacer lo que me gustaba escribir y hacer audiovisuales. Uní la lucha social con la literatura. Hice periodismo, documentales, fotografía, escribí, hice traducción, fui reportera, presentadora, etc., durante años, pero solo la escritura, la poesía es algo que no deje nunca, en los tiempos libres 
solía escribir cuentos y poemas, algunos archivos los perdí, otros los borré, algunos quedaron en antologías.

Me inicié en el ámbito de la gestión editorial promoviendo publicaciones colectivas de poesía en lenguas originarias; convocando a poetas de pueblos y nacionalidades a reunirnos a compartir, a visibilizar nuestra poesía y nuestros idiomas. El camino no fue fácil, pero efectivamente nos congregamos en cuatro Festivales de poesía “La fiesta del maíz”, de ello nacieron tres Antologías de poesía bilingüe (lenguas maternas-español) y hemos podido difundir un poco de nuestra 
poesía. Así se han visibilizado algunos poetas, mujeres y hombres.

Luego de esto, y con la convicción de haber aportado con un granito de arena para el avance de la literatura contemporánea de pueblos y nacionalidades, inicié mi camino propio con la publicación del Cuento infantil Chaska (Estrella), y mis dos poemario Tamyawan shamukupani (Con la lluvia estoy viniendo) y Kanpa shimita yarkachini (Tengo hambre de tu boca). Con la alegría de que Chaska y Kanpa Shimita Yarkachini fueron premios nacionales de cuento y poesía en 2016 y 
2021 respectivamente. 

De este caminar nacen los textos Kanchikra (Aún estamos); Ñuka puri (Mi caminar), y Hawa phuyupi sara sisa (Maíz flores en la nubes).

Kanchikra quiere resaltar nuestra palabra, la palabra dicha por los mayores, los nombres que nos quitaron al obligar a nuestros padres a ponernos nombres cristianos tanto en la Colonia como en la República. Habla de un ritual que a mí me gusta mucho; es un ritual del Tumarina (juego ceremonial con agua y flores), propio de la época del florecimiento de la tierra cuando hay muchas flores en el campo. Entre febrero y marzo, una madrugada se sale a recolectar pétalos de flores y se las pone en agua recogida de las vertientes. Son los mayores los que van poniendo a sus familiares más jóvenes agua de flores en la corona y van diciendo –que así como florecieron las semillas y las flores, así mismo florezca tu vida-. 

Ñuka puri cuenta de la migración, de cómo es el regreso a la comunidad de alguien que salió y creció en la ciudad, y al que quizá al volver la comunidad ya no le ve igual. Es un poema de dos caminos. Uno, cuenta de cómo se es visto diferente dentro de tu mismo pueblo y de cómo eres visto diferente también fuera de tu comunidad. Al final eres parte de los dos mundos, pero ambos, muchas veces, te ven con desconfianza. Si eres mujer es más difícil.

Hawa phuyupi sara sisa, es un poema que me gusta mucho. En mi caminar de más de una década en el movimiento indígena ecuatoriano estuve en muchas marchas, levantamiento, protestas, etc., donde se luchaba por la tierra y la cultura, donde la mayoría de veces fueron necesarias las acciones de protesta para que tomen en cuenta tus demandas. De esas necesidades y gritos nace este poema. Lleva la esperanza de que el agua, la tierra, el maíz sea para todos.

En el Ecuador somos 14 nacionalidades y pueblos ancestrales, cada una con su propia lengua y cultura. Algunas están en grave peligro de extinción como la lengua Sapara, lo cual es muy grave. De ahí que recoger y socializar la oralidad mito-poética de las nacionalidades es urgente, fortalecer las lenguas para que estas oralidades no mueran es igual de apremiante. Necesitamos que el muyuy, el círculo para compartir la palabra y los sueños, vuelva a ser practicado. No 
negamos nuestra responsabilidad como hablantes en la defensa de las lenguas pero también es responsabilidad del estado, ausente hasta el día de hoy.

Entonces, desde la gestión cultural trabajamos para hacer valer nuestras lenguas, nuestra literatura y poesía que tiene raíz en la palabra oral de las abuelas. El arte nos abre el camino para ser nosotros nuestras propias voces. Para decir al mundo aquí estamos, este es nuestro lenguaje.

El proyecto de Biblioteca cultural literaria Muyu donde hemos iniciado con los talleres de escritura creativa, los trueques de libros, los conversatorios y recitales, etc., son parte de ese sueño. Lengua, voz, escritura, libro, etc., en estos tiempos son mecanismos de sobrevivencia y resistencia. |

Los sueños individuales, en mi caso, siempre tienen algo de las aspiraciones colectivas históricas. Hoy continúo con mi próximo proyecto de escritura Shimi kacharishka (Voces desatadas), y preparo mi primera muestra de arte contemporáneo Away pacha (Tejido cósmico), para noviembre de este año, con el que pretendo resaltar el valor del arte textil es otra forma de texto y escritura. Hoy quedan pocos que los saben leer, pero quien sabe lo puede leer tal como lo 
hacemos con la poesía escrita en los libros. Más aún si hoy nos sentimos analfabetos frente a esas otras textualidades desvalorizadas y olvidadas. 

La idea es acercarnos a esas visualidades ancestrales mediante las cuales podemos saber parte de nuestra historia y pensamiento. Estas piezas serán intervenidas con poesía kichwa, escrita alfabéticamente, a fin de que el público haga el performance de descubrir los diversos discursos narrativos presentados. En fin, mi pueblo es el pueblo de los tejidos, los mayores tejen con hilos, con totora, con cabuya, etc., hoy yo entrelazo palabras.

eco dulce
ofrendado por la madre tierra
eco alegre
ofrendado por las abuelas
que en la garganta de los niños
seas lengua abundante
que en mí en ustedes
seas tierra fértil
contigo jugaremos
contigo nombraremos a nuestros dioses
en voz alta leeremos el mundo 
amaremos
digan lo que digan
en nosotros está
lengua raíz
no morirás
- Yana Lema O.
Otavalo, 30 de septiembre de 2022

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